Baúles y Secretos
por Giselle
Todavía recuerdo aquel día de mi niñez, en que junto con mis amigas jugábamos en aquella casa abandonada de mi barrio. Con toda la inocencia que nos acompañaba, entramos en el sótano de la misma y encontramos un viejo baúl. En él había un diario con páginas gastadas por el tiempo y tan sólo algunas conservaban tan claras sus letras como terroríficas....
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02
de Noviembre de 1966
Querido
Diario:
Hoy hablé con mis amigas y pasado
mañana haremos la fiesta de disfraces en mi casa. Nos
gustó la idea de hacerla similar al Hallowen. Creo que
resultará divertida. Hoy hicimos el juramento que jamás
nadie nos separaría......
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03
de Noviembre de 1966
Querido
Diario:
Hoy estoy muy triste, Anabela nos contó
que al fin se casaría con Sergio y que se radicaría en España.
A pesar que su casamiento nos alegró, nos puso muy triste el
hecho de su partida. Creo que odio a Sergio.....
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10
de Noviembre de 1966
Querido
Diario:
Tengo suerte de estar hoy aquí
escribiéndote y poder contarte la pesadilla que viví en la
fiesta de Halloween, de la cual, todavía no pude despertar.
El 04 de Noviembre, por la noche, la
tormenta hizo que los caminos fueran inaccesibles, por lo que
sólo estábamos nosotras: Vanesa, Anabela, Paola, Adriana,
Pamela y mi hermana Natalia, que habían venido el día anterior
para ayudarme con los preparativos. Igualmente disfrutábamos de
la idea del baile, pero noté a Pamela muy extraña.
Natalia y Paola estaban disfrazadas de
detectives, Anabela de ángel, Vanesa, Adriana y yo, de hadas
madrinas y Pamela de la gran y misteriosa muerte.
Pasaron dos horas y la fiesta seguía como
si recién hubiera empezado. Pamela estaba sentada en la escalera
y fui a preguntarle qué era lo que le sucedía. Ella me
miró y me sonreía, pero no me contestaba. Su mirada me dio
miedo y corrí a contárselo a mis amigas. En un momento,
Pamela sobresaltada y llorando, nos dijo a todas que Anabela
estaba muerta en uno de los baños. Inmediatamente subimos
los escalones a ver lo sucedido. Nos costó abrir la
puerta, ya que una de sus piernas estaba atorada con la
misma. Su cuerpo desgarrado yacía sobre el suelo,
sobre un inmenso charco de sangre, producto de la mano de un
carnicero. Luego miramos el techo y vimos una
señal que decía: P.S.M. .
Natalia y Paola, vestidas de detectives, comenzaron a investigar,
mientras que el resto, nerviosas, estamos al dormitorio.
Las chicas entraron al cuarto y le pidieron
a Pamela que salga y se quede con Natalia afuera, mientras que
Paola nos contaba la curiosa señal que la asesina había
escrito en el techo del baño. Ella nos dijo que
P,S,M., podría significar, Pamela Siempre
Matará, pero aún no lo tenía muy claro. Minutos
después entraron al dormitorio Pamela junto a Natalia y, a
nosotras, se nos heló la sangre. Ella dijo que Pamela no
podría haberla asesinado, ya que en las manos de
Anabela había un mechón de cabello más largo y más
oscuro que el de ella. Pamela presa del shock comenzó a
llorar, y Natalia nos pidió que las dejáramos solas por un
momento para poder consolarla.
Bajamos al salón, y creyendo que podría haber una séptima persona, nos separamos para investigar. Pero al ver que los minutos corrían y no salían del cuarto, subí a buscarlas, golpeé y nadie contestaba. Abrí la puerta y encontré a Natalia colgada de la ventana, y a Pamela acurrucada en un rincón sin poder hablar. En su mano encontramos un pedazo de tela, como si hubiese querido dejar una señal de la asesina. Todas comenzamos a mirarnos acusatoriamente, las tres teníamos el mismo color de ropa, y casualmente las tres habíamos roto el traje. Comenzamos a discutir acaloradamente, y no pude explicar ante tanto bullicio, cómo había roto mi traje. Inesperadamente un gran corte de luz se apoderó del lugar, luego del cual se escucharon muchos gritos de desesperación. Logré encender una vela y encontré a Vanesa con las manos manchadas de sangre; me dijo haberse tropezado con el cuerpo de Paola, pero todo me resultaba muy extraño. De pronto, Paola, todavía viva, con sus últimas fuerzas minutos antes de morir, nos contó que la persona que la había atacado, le dijo al oído: Por Siempre Mataré.
La desconfianza se había apoderado de
nosotras, era evidente que alguna había sido. Pero no
sabíamos quién. Creí que lo mejor sería dar parte
a la policía , pero otra vez se generó una discusión. Pamela
aún muda por el shock emocional que había sufrido se escapa
hacia arriba de la casa, Vanesa y Adriana la siguen. Yo no
quería perder a nadie de vista, por lo que trato de hacer lo
mismo. Pero la casa aún estaba a oscuras, sólo la luz de
la luna la iluminaba, haciéndome la búsqueda muy difícil.
Siento el grito de ayuda de Vanesa y corro hacia el cuarto.
Tropiezo con algo y caigo, perdiendo el conocimiento. Al
regresar en mí, estaba encerrada aquí, junto con los cadáveres
de mis tres amigas. Mis manos y mi cuerpo empapados en su
sangre. Un cuchillo en el rincón del cuarto y un espejo
acusador mostrando el cuadro de un triste final.
Ya pasaron seis días de esta interminable
pesadilla, y aún no logro dormir. Tengo miedo; temo que el hada
endemoniada venga por mí . Sólo me consuela la
compañía eterna de mis inseparables amigas, Anabela, Natalia,
Paola, Vanesa, Adriana y Pamela.
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Ya en mi adultez, todavía siento recorrer el frío del miedo por mis venas.
fin